En un rincón verde y costero del País Vasco, miembro y actual Presidente de Regions4, el ayuntamiento de Bakio se muestra como un testigo de los cambios en los usos del suelo a lo largo de los años. Lo que antes era un paisaje dominado por cultivos forestales de ciclo corto, ahora se está transformando en un refugio de biodiversidad y resiliencia gracias a un ambicioso proyecto de reforestación.
El suelo, ese recurso olvidado durante tanto tiempo, está recuperando su importancia en la agenda medioambiental global. La preservación del suelo supone un desafío que requiere de una importante labor de desarrollo e integración de conocimiento, disciplinas, competencias, normativas, criterios y modos de gestión.
El País Vasco, comprometido con la sostenibilidad, ha abrazado esta causa con la “Estrategia de Protección del Suelo de Euskadi 2030“. Esta iniciativa de protección integral reconoce la complejidad del tema y resalta como un suelo sano es un ecosistema diverso y multifuncional crucial para conseguir la neutralidad climática, una economía circular y limpia, para revertir la pérdida de biodiversidad, suministrar alimentos sanos, salvaguardar la salud humana y atajar la desertización y la degradación del suelo.
Un viaje colaborativo hacia un suelo más resistente
Este proyecto desarrollado en el País Vasco para la reforestación y recuperación de 5,7 hectáreas de bosques en el municipio de Bakio transciende la plantación de árboles: es una respuesta integral a la necesidad urgente de disminuir la vulnerabilidad del suelo, recuperando una cubierta forestal estable y resiliente.
El propósito es salvaguardar y generar un suelo funcional que cumpla con las funciones ecológicas esenciales de los bosques, abarcando aspectos como la biodiversidad, la retención de nutrientes, la captura de carbono, la regulación de caudales, entre otras.
La iniciativa ha sido liderada por la comunidad local gracias a la financiación de Gobierno Vasco a través de la campaña de subvenciones para el fomento de la sostenibilidad en el ámbito local.
La estrategia no solo se centra en la plantación, sino en la concienciación. Una jornada de voluntariado no solo ve la tierra nutriéndose de nuevos árboles y arbustos, sino también de conocimiento y pasión por la naturaleza. La divulgación sobre la importancia de los bosques y la biodiversidad es tan crucial como las raíces que se hunden en el suelo.
Las redes sociales, blogs y ferias agrícolas se han convertido en los puentes que conectan esta historia con la comunidad local. Las visitas de campo y las jornadas de plantación han facilitado el necesario acercamiento, recordándola los habitantes el municipio que son guardianes de la tierra a la que llaman hogar.
Y los números muestran el éxito: más de 3.500 árboles y arbustos plantados por profesionales y voluntarios. Pero la verdadera victoria se encuentra en la restauración de la superficie, en la eliminación de especies exóticas invasoras y en la creación de un ecosistema autosostenible.
La tierra de Bakio ya no es solo un pedazo de suelo; es un testimonio vivo de cómo la acción regional puede regenerar el suelo como un verdadero y rico ecosistema. El Gobierno Subnacional del País Vasco, con sus bosques en recuperación, se consolida como líder mundial en protección del suelo.